Columna de opinión por Fernando Muñoz*
Hoy se ha iniciado en Chile el Censo 2012, una operación llena de novedades ya que en su metodología se han realizado muchos cambios, desde la forma de recopilar los datos hasta los periodos en los cuales se realizará la opeación. Entre las novedades que presenta el Censo 2012 está la inclusión de una pregunta sobre diversidad sexual, toda una novedad, y como toda cosa nueva está llena de interrogantes, discusiones y opiniones variadas sobe la misma.
Desde mi particular posición, como marica, sociólogo, ex censista, encuestador e investigador en temas de diversidad sexual, tengo algunas dudas y contradicciones con este procedimiento, el cual no necesariamente me agrada, les detallo el porque de mis aprensiones.
1.- El registro de aspectos muy específicos y particulares en instrumentos como encuestas y formularios destinados a población general o poblaciones muy amplias no siempre tiene buen resultado. Muchas veces estos aspectos no logran ser percibidos por instrumentos con grandes muestras que pueden perderse en los errores de recopilación o transcripción de la información. Este asunto es uno de ellos.
En este caso la pregunta concreta se refiere al sexo de la pareja con la cual se convive, es decir, primero se pregunta por el estado civil, luego se pregunta por la situación de hecho. ¿Actualmente, cual es estado de hecho?, ahí aparece la posibilidad de responder: Conviviente con pareja del mismo sexo. En resumen es una situación bien puntual, la cual estadísticamente puede perderse en una muestra de gran tamaño, un ejemplo de ello fue el Estudio Nacional de Comportamiento Sexual (MINSAL, 2000), la pregunta sobre orientación sexual obtuvo un subregistro, sólo 0,02 de los encuestados declaró ser homosexual o lesbiana.
2.- La inclusión de una pregunta de este tipo presume varias cosas, en primer lugar que existen un número importante de parejas del mismo sexo que conviven, si bien eso existe, el que este número sea significativo no es tan claro, en Chile aún existe mucha gente de la diversidad sexual que no ha dado ese paso, por lo tanto a pesar que puedan tener relaciones por años, no necesariamente conviven. Hay quienes no viven con sus parejas para no exponer su situación por miedo al rechazo, o bien por respeto a la “ex pareja del sexo opuesto”, también por “no demostrar la orientación sexual ante los hijos”, e incluso por temor a “perder la tuición”de los mismo como fue lo sucedido en el caso Atala. Las motivaciones para no vivir en pareja son muchas, todas ellas por muy legitimas que sean apuntan a lo mismo, esto es, limitar la convivencia de las parejas del mismo sexo. Hay que recordar que la Primera encuesta realizada en la Marcha por la Diversidad sexual (UCN/CLAM/MUMS, 2007) sobre violencia en la diversidad sexual arrojó que la mayoría de las veces la discriminación proviene de los entornos cercanos familia, amigos, vecinos.
3.- Otro elemento importante a considerar es la voluntad de declarar, si bien cierto la pregunta existe, el querer hacer publica una situación o asumirla no siempre coincide con el interés de quienes preguntan. En el caso de la diversidad existe siempre un nivel de temor por la sospecha al fichaje, a la identificación, al seguimiento. Es necesario tomar en cuenta que la historia de la diversidad sexual ha sido la historia de la persecución, primero por sodomitas, por raros, luego criminales y enfermos, por lo tanto la instalación en el inconsciente del resguardo personal es un hecho que no es menor, el miedo y la homofobia internalizada son situaciones, esto es posible verlo en varios informes cualitativos vinculados al comportamiento sexual (MUMS/CCHPS,2005). La experiencia internacional indica que la declaración de la orientación sexual está vinculada inversamente proporcional a los niveles de homofobia y discriminación del país.
4.- En Chile, si bien es cierto se han mejorado las mediciones sobre la homofobia, en tanto la misma estaría bajando, aún persisten datos preocupantes, por ejemplo en Chile según la Primera Encuesta de DD.HH. del INDH (2011) sólo el 29,36% apoya la afirmación: En los tiempos actuales ya es hora que en Chile se permita el matrimonio entre personas del mismo sexo. El resto la rechaza o no opina sobre el tema. La misma encuesta indica que 30,94% de los encuestados está de acuerdo en que los homosexuales no deben ser profesores de colegio, es decir, se mantiene el vínculo de la homosexualidad con la pedofilia. En resumen lo que señalamos es que existe una homofobia muy significativa en Chile, si bien es cierto, los discursos y manifestaciones directas de discriminación ya no son tan duras, y en general el país las rechaza, existe una homofobia cultural que aun es potente y que afecta a quienes intentan desarrollar una vida plena de acuerdo a su orientación.
Para finalizar deseo manifestar que considero que la iniciativa de incluir la pregunta de parejas del mismo sexo en el Censo 2012 no es negativa, al contrario, políticamente es un acierto del INE, sin embargo, es necesario contextualizar y tener claro para que nos puede servir este dato. Como no tenemos línea base, ni referencia alguna sobre este tema, un registro bajo podría jugar en contra o ser excusa para los sectores más conservadores bajo el argumento de no ser importantes o significativos, hay que recordar que en políticas publicas la cobertura es un dato clave, también en las elecciones y programas de gobierno.
Hoy en el contexto del caso Zamudio es posible que su efecto nos ayude, muchas personas de la diversidad sexual han expresado que es el momento de romper el silencio y demandar más derechos, si eso se refleja en el censo está por verse, por ahora sólo tenemos la posibilidad del registro, con todos los riesgos ya planteados.
* Fernando Muñoz es sociólogo y coordinador político del MUMS. @Fernando_MUMS
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