«Los derechos no afloran completamente estructurados en forma natural, y su mera reivindicación no basta para justificarlos. Los derechos son fruto de las complicidades sociales, de las definiciones históricas de las necesidades y trayectorias que han seguido las propias luchas».

Jeffrey Weeks, Valores en una Era de la Incertidumbre.

 La memoria muchas veces ha fallado en nuestro país, quizás tenga que ver con cierta insistencia para olvidar los avances y aciertos del movimiento social, político y cultural. La historia de Chile es una historia fragmentada, omitida, donde se ha invisibilizado a las mujeres, a los homosexuales, a las lesbianas; es decir, no existe ningún megarrelato histórico que tome en cuenta  a las grandes minorías, ha sido una historia que esconde a los  pobres, a las minorías étnicas, a las minorías sexuales, un Chile real, que  aporta con sus vidas, sus deseos y luchas a  la  transformación cultural.

Somos parte de aquellas biografías, y al cumplir 10 años queremos convocar a algunos de esos importantes hitos. La historia del movimiento homosexual en Chile no se inaugura con el nacimiento de nuestro movimiento, sin embargo toma su cuerpo más visible, más público y político, una emergencia que desde la práctica política es expresión del movimiento social, práctica que  interpela a la sociedad civil y a las estructuras de poder. Sin dudas, el nacimiento de nuestro movimiento el 28 de Junio de 1991,  Movimiento de Liberación Homosexual  Movilh-histórico, registra un momento trascendental en las causas contra la discriminación en nuestro país. El gesto de recordar y rescatar esta memoria también es un gesto que pasa por recordar a las organizaciones que aportaron con esta causa. No podemos dejar de mencionar el surgimiento, a mediados de los años 80, de la colectiva lésbica feminista Ayuquelen, de la colectiva Lea, mujeres lésbicas de Concepción, el legendario colectivo de Arte homosexual Las Yeguas del Apocalipsis, que con su singular y ácida propuesta articularon una biografía homosexual de desacato y de contrapelo al poder. No podemos olvidar tampoco que, a  finales de los años 80, nace la Corporación Chilena de Prevención del Sida, la Corpo, como la conocemos, fue un lugar inaugural en la lucha  contra el sida y punto de reunión fundacional de muchos homosexuales que no contaban con un espacio social de interacción. De aquel espacio surgimos nosotros, en el inaugural Taller de Derechos Civiles, taller que inició una reflexión política de las minorías y constató, además, la necesidad de organizarnos desde la práctica social, creando discursos novedosos y nuevas formas de hacer política, en un contexto donde las tradicionales formas de transformar la realidad social habían sufrido un  desgaste indiscutible y  se debatían en una permanente  crisis.

Ya son  10  años, y esa historia es parte de la historia social, cultural y política del país. En la década de los 90 nuestro movimiento tuvo momentos complejos, de crisis, de avances, de largas y emblemáticas discusiones, incluso a veces albergó posiciones opuestas, que con el correr del tiempo fueron tomando cuerpo en nuevos espacios. Recordamos además nuestro mayor objetivo político de la década, la despenalización de la sodomía, vector que organizó al movimiento durante muchos años de su vida, iniciando una fuerte apelación a las autoridades, organizando debates en Universidades, Institutos, Colegios, iniciativas que instalaron nuevos conceptos en la discusión política nacional. Conceptos como el derecho a la diferencia, la diversidad sexual, que, iniciados los 90, no eran de dominio público como lo son ahora. Aquella campaña por la derogación del artículo 365 del código penal dio los frutos que esperábamos. El año 1998 se modifica el artículo 365 que viene a expresar los avances de una causa más amplia, es decir, la defensa de los derechos humanos de las minorías sexuales. Hay que consignar además las complicidades que hemos tenido para lograr gran parte de los objetivos que nos hemos planteado. Junto a nosotros ha estado el movimiento de mujeres, el movimiento feminista, los ecologistas, la izquierda, que ha ido desarrollando un proceso interesante en la reflexión política de los derechos de las minorías, redes de ONGS, organizaciones comunitarias, y muchos actores políticos y culturales que aportaron visiones y propuestas.     

La década pasada fue el momento de mayor visibilidad que han alcanzado las minorías sexuales en Chile, y eso no es casualidad. Nuestro movimiento ha ejercido una intervención política que lo ha instalado como la principal organización de derechos civiles de homosexuales en nuestro país. A nivel internacional ha sido un actor relevante en la discusión regional, en políticas de promoción y debate de los  derechos humanos de  minorías sexuales y de la prevención de la Pandemia del Sida. Mención especial merece en esta ocasión de recuerdo Luis Gauthier, amigo y compañero, dirigente regional y mundial, que aportó con su visión para desarrollar estrategias de prevención de la población GLBT con un alto impacto para nuestra comunidad. Por cierto, con la partida de Luis y su madre, Myriam Urzúa, queremos simbolizar nuestro homenaje a todos y todas los que participaron de esta causa y que ya forma parte de nuestra biografía colectiva.

 En estos años hemos vivido momentos emblemáticos. Momentos que han marcado nuestro rumbo y nos han proyectado al futuro. Uno de esos momentos en nuestra historia fue la refundación del Movilh-histórico y el Centro Lambda-Chile, ocasión significativa que reconstituyó nuestro discurso histórico y afianzó las nuevas miradas en temas como la prevención y la lucha contra el Sida. Ese hito marcó la madurez del movimiento homosexual.

 En este nuevo momento como Movimiento Unificado de Minorías Sexuales  MUMS, y al cumplir 10 años, hemos querido convocar parte de esa historia. Quizás hay muchos acontecimientos que no hemos  mencionado, sin duda que han quedado en el tintero, pero esto es sólo un gesto de aquel  caminar, un gesto en esta  historia de deseos que hemos construido, una historia que le pertenece a nuestra  memoria colectiva, un relato político  que hemos hecho posible con la más radical dignidad.

Por una nueva década marica, a seguir soñando.