Por Sindicato de Trabajadores Luis Gauthier. Lesbianas, Gays y Bisexuales / 22 de septiembre de 2003

Nuestro sindicato, de reciente formación, desea señalar que los procesos de construcción de las exigencias sociales y políticas que la comunidad homosexual y lesbiana ha venido desarrollando no han llegado a un consenso sobre ninguna de las demandas expuestas a través de los medios de comunicación en la actualidad.

Desde hace un tiempo un grupo de dirigentes de organizaciones gays, y especialmente vinculados a partidos de la concertación, han venido sosteniendo que los homosexuales aspiramos al reconocimiento de las parejas lesbianas y homosexuales.

Ya es de conocimiento público que hace algunos meses fue presentada al parlamento una propuesta de ley de unión civil, que nunca fue puesta en conocimiento del resto de organizaciones de lesbianas, gays y travetis antes de ser llevada al parlamento, motivando con ello el disenso público de la propia comunidad homosexual organizada, debilitando con ello la posibilidad de combinar estrategias políticas de enriquezcan el debate en el resto de la sociedad.

Nuestro sindicato, de reciente formación, desea señalar que los procesos de construcción de las exigencias sociales y políticas que la comunidad homosexual y lesbiana ha venido desarrollando no han llegado a un consenso sobre ninguna de las demandas expuestas a través de los medios de comunicación en la actualidad.

Ciertamente hay sectores más interesados en la aprobación de una ley de unión civil. Pero también habemos otros que, lejos de pretender integrarnos a un sistema excluyente, aspiramos a la construcción de un proceso y estrategias que nos permitan resolver el problema de fondo, y no una demanda en particular.

En esta mirada coincidimos varios dirigentes y organizaciones de gays y lesbianas. Y es el resultado de estos doce años de trabajo y lucha sostenida.

Sostener que nuestros objetivos se concentran esencialmente en reformas de carácter legal es reducir nuestro horizonte a meras medidas cosméticas que no influyen mayormente en el cambio cultural que requerimos. Y en esto entendemos que el país adolece de un problema global que es necesario abordar. Un sistema judicial que permite la impunidad y la injusticia. Un sistema económico que permite y utiliza la exclusión y empobrecimiento de amplios sectores para sostenerse. Un sistema político sectario, excluyente y represivo, que está al servicio de las transnacionales que nos hacen cada día menos soberanos. Una cultura machista que lejos de poner fin a las diferencias de género termina por acentuarlas, haciendo que las mujeres tengan que «ser» cada vez «más masculinas» para acceder a pequeñas cuotas de poder, mientras se las excluye y se las explota de manera mas numerosa y masiva reflejado esto en el fenómeno de feminización de la pobreza.

Abordar esta realidad obviamente obliga a la comunidad homosexual organizada, que no es la primera ni la única en vivir esta situación, a establecer alianzas con partidos políticos, organizaciones sociales y populares, para establecer estrategias de ruptura con la institucionalidad injusta y el modelo económico excluyente y empobrecedor de amplios sectores sociales. Esto implica que debemos actuar con precaución ante las instituciones gubernamentales que, por regla general, aspiran a cooptar a los movimientos sociales y desvirtuar nuestras estrategias y objetivos. Es lo que ha venido ocurriendo desde hace varios años entre el gobierno y las organizaciones de minorías sexuales.

Nos interesa muchísimo que los partidos políticos inicien y se aboquen a temas relacionados con el género y la sexualidad. Pero también decimos que nos preocupa y alarma que ésta decisión esté motivada principalmente por un interés meramente electoralista y sectario.

La aparición del Partido Socialista en los últimos días nos preocupa debido a que esta aparición se hace precisamente a costas de excluir a las lesbianas y a otros sectores políticos de izquierda en lo que fue el Encuentro de organizaciones de lesbianas, gays y travestis realizado durante el mes de julio pasado.
El movimiento homosexual chileno se encuentra en una crisis compleja, desde el momento que ha iniciado un proceso de politización que no debemos eludir, ni disfrazar, pero mucho menos impedir mediante discursos sectarios y excluyentes, para hacer precisamente lo que se decía que se tenía que impedir: «la instrumentalización» de las organizaciones del movimiento lésbico homosexual.

A nuestro juicio la mejor actitud de los partidos respecto a los movimientos y organizaciones de lesbianas, gays, travestis y bisexuales es asumir y actuar en consecuencia manteniendo su unidad y respetando la diversidad de expresiones sociales, políticas sexuales y de género que lo constituyen y abriendo los espacios políticos a través de los cuales se produzcan los cambios estructurales y culturales necesarios para alcanzar una sociedad verdaderamente democrática y justa.

Hacemos por lo tanto un llamado al Partido Socialista y a sus adeptos, a no creer que la comunidad homosexual organizada es un territorio que debe disputar a otros sectores políticos porque ello significa que insiste en repetir el viejo estilo machista y patriarcal de relacionarnos y «hacer la política», les llamamos a pensar que la comunidad homosexual organizada no es un fundo en el cual el patrón puede hacer y deshacer a su arbitrio.

También llamamos a quienes hoy encabezan a los grupos de ONGs de gays y de travestis que reciben algún apoyo económico gubernamental o de Agencias Internacionales o de las Naciones Unidas y son proclives a respaldar al gobierno actual, a no perder de vista que nuestra lucha va más allá del desarrollo de un proyecto determinado o de una mera campaña electoral en la cual los dividendos difícilmente serán ganancia para la población más vulnerable. Tampoco la estrategia debe ser la de «vendernos» al mejor postor como hemos visto que lo hacen algunos dirigentes en los últimos tiempos
Llamamos por último a lesbianas, travestis, gays y bisexuales a organizarnos para luchar por los derechos que aún se nos niegan y prepararnos para conquistar junto a otras organizaciones sociales y políticas los espacios de libertad que nos faltan.

Nuestra experiencia indica que trabajar aliados para enfrentar una causa común no debe implicar que perdamos de vista nuestro principal norte: La liberación.
Los gobiernos pasan, y los problemas quedan. Esa ha sido nuestra tradición histórica. No nos dejemos engañar.

Santiago, 22 de septiembre 2003
Sindicato de Trabajadores
Luis Gauthier.
Lesbianas, Gays y Bisexuales