En Chile las mujeres han jugado un rol preponderante en la articulación de los movimientos sociales. El régimen militar fue un tiempo fértil en torno a la labor que desarrollaron distintas agrupaciones de mujeres. En 1973 ya existía la Agrupación de la Mujeres democráticas y en 1974 bajo el alero de la iglesia Católica la Agrupación de Madres de Detenidos Desaparecidos.

En Chile las mujeres han jugado un rol preponderante en la articulación de los movimientos sociales. El régimen militar fue un tiempo fértil en torno a la labor que desarrollaron distintas agrupaciones de mujeres. En 1973 ya existía la Agrupación de la Mujeres democráticas y en 1974 bajo el alero de la iglesia Católica la Agrupación de Madres de Detenidos Desaparecidos.

La peste imperativa que emanaba del gobierno dictatorial, paradójicamente fue el insumo para que las chilenas en un número mucho mayor al que se conocía hasta aquel entonces se manifestarán, en contra de los atropellos a los Derechos Humanos y fundamentalmente se organizaran estableciéndose de este modo el nexo necesario entre conciencia y práctica política. Pronto aparece en el escenario nacional la primera agrupación feminista la que ejerce una gran influencia en los movimientos de mujeres: el Círculo de Estudios de la Mujer. Del Círculo de Estudios de la Mujer, más tarde, se desprenden el Centro de Estudios de la Mujer y La casa La Morada, cuya práctica en gran medida está determinada por la concretización de la Democracia en la vida cotidiana de las mujeres Democracia lo que se sintetiza magistralmente en el lema:

¡Democracia en el país y en la casa!

La represión absoluta, selectiva, el fortalecimiento de la institucionalidad que implementó el gobierno militar nos ha dejado un legado que impregna y favorece la deshumanización de este sistema, sólo debemos recordar la Constitución del 80 o la L.O.C.E de Educación último y astuto legado de la Junta y terreno fértil para que el gobierno concertacionista se escude en ello para seguir adscribiendo a los principios neoliberales y se transforme cada vez más en un súbdito del dominio Oligárquico de Estados Unidos. Es aquí en donde se inician las preguntas ¿Es ésta la historia que queremos? ¿Cómo, en un escenario adverso, somos las mujeres capaces de reconstruir nuestra historia? Y más específico aún ¿Cuál será la historia de las lesbianas? ¿Seremos capaces de escribir con mayúsculas la palabra LIBERTAD? ¿Estamos dispuestas al cambio o pensamos que está todo bien? ¿Somos capaces de tomar distancia de este sistema y mirar desde otro lugar al mundo para proponer y más aún generar nuevas formas de relacionarnos, nuevas formas de vida?. Más simple: ¿Nos hacemos preguntas o nos hemos transformado en las artífices de un sistema, el cual claramente a través de sus reinvenciones constantes se adapta a nuestras necesidades para parecer que responde a ellas.

Existen dos candidatas a la Presidencia de la República, la persona que escribe este artículo no vota, pese a todo el esfuerzo que este hecho significó para el movimiento sufragista de mujeres, sin embargo, este no voto, se arma desde mis ganas de que esto cambie, se arma desde mi rechazo al sistema binominal de elecciones, se arma desde las respuesta que doy a algunas preguntas, las que han correspondido con respuestas que me indican no querer seguir adelante con la hipocresía torpe de una mentira, pues las cosas no van a cambiar, si nosotras no hacemos nada porque cambien. No por votar van a cambiar las cosas si a veces ni siquiera sabemos de las ideas, de los proyectos de tal o cual candidato que no está de más decir siempre actúan desde una ideología particular y supongo que no es momento de aclarar que este gobierno, el gobierno de la Concertación es un gobierno que responde positivamente a los mandatos de los grandes líderes económicos, líderes de la muerte , ¿es necesario nombrar a Bush en este punto?

El 08 de marzo se vino encima, se nos dejó caer, pero OJO más que repetir año a año la marcha, que es un elemento discutible en torno a los impactos positivos que surte para generar cambios, mas aún basados en el escenario de representaciones simbólicas en el que la sitúa la historia, debemos PENSAR, debemos dejar de ser un recuento de la historia para ser quienes le entreguen la cuenta, debemos dejar de emocionarnos de los logros de otras mujeres de otros tiempos, sino que la emoción debe ser un continuo en donde nuestra capacidad de reflexionar y de resimbolizar la vida que debe estar des-asida de las estructuras que nos indican que esta es la mejor época que hombres y mujeres podíamos aspirar a vivir, para de una vez por todas seamos lo que queremos ser, especialmente nosotras las lesbianas.

Quien opina, pide no indicar su nombre. Dice que eso no es más importante que las ideas. Mas indica que es fuerte el miedo que siente al imaginar que se vincule su nombre con una página homosexual, fundamentalmente por su trabajo y aunque sea paradójico entre lo que dice y hace, pone hincapié en que es ese miedo lo que valida su artículo de opinión.