El desarrollo del Fondo Global ha dejado en evidencia que la población mas afectada por el VIH/SIDA, Los homosexuales y otros hombres que tiene sexo con hombres siguen siendo marginados.

Hace algunos años se presentó en Chile el Estudio Nacional de Comportamiento Sexual (COSECON) , financiado por la cooperación francesa y ejecutado por CONASIDA. Este estudio estaba planteado como un instrumento clave para las políticas de prevención del VIH/SIDA, sin embargo se presentó un pequeño inconveniente: La población más afectada por el virus en Chile no logró ser registrada por el estudio, de hecho las propias páginas de dicha publicación reconocen el fracaso en registrar al mundo de las relaciones entre hombres, obteniendo la ridícula cifra 0,03% de declaración de homobisexualidad.

En ese momento, se le planteó a la entonces Coordinadora Ejecutiva de CONASIDA, Raquel Child que esto era contradictorio y poco adecuado con la elaboración de políticas adecuadas para enfrentar el Sida en Chile. A lo cual respondió que dicho estudio era un gran paso, que sin embargo reconocía que quedaba una gran deuda pendiente con el mundo homosexual y la prevención en esta población.

Muchos pensamos que la aplicación del Proyecto Fondo Global implicaría el empezar a saldar esa deuda, sin embargo, la realidad se ha encargado de liquidar nuestras esperanzas. Si analizamos el desarrollo de las iniciativas del Fondo Global tenemos hasta ahora los avances registrados en el abordaje de los gays y otros HSH son muy pocos.

Para empezar tenemos que mencionar que aún no se ha planteado una política que permita focalizar los esfuerzos preventivos en las subpoblaciones HSH. Todavía se insiste en hablar de los HSH, sin ser capaces de caracterizar a las poblaciones de homosexuales jóvenes (15 a 24 años), adultos mayores, exploradores o bien aquellos que se encuentran fuera del circuito gay, por mencionar algunas. Esta falta de profundidad en el conocimiento de la población HSH no sólo impide una buena focalización, sino que también hace que en muchos lugares el tema está ausente de los Planes Regionales.

Lo grave de esta situación es que esta situación parece preocupar muy poco a los hoy responsables de la política de prevención. Un ejemplo claro de ello es el hecho que no se ha proyectado la necesidad de tener un mayor conocimiento de las poblaciones mencionados. De hecho, no sólo tenemos la deuda pendiente de un Estudio de Comportamiento sexual homosexual jamás realizado, ahora también tenemos otras deudas que se suman a esta marginación.

Recientemente en el contexto del Fondo Global se realizaron varios estudios para mejorar la respuesta preventiva, sin embargo inexplicablemente los homosexuales quedaron fuera de estos. Curiosamente se realizaron una serie de estudios en otras poblaciones, las llamadas emergentes que hasta el día de hoy carecen de significación estadística: Nos referimos a los estudios realizados en el mundo indígena, rural, migrantes, mujeres y jóvenes. Poblaciones importantes por cierto, con vulnerabilidades presentes, pero con epidemias casi inexistentes.

No estamos en contra de la realización de estos estudios, lo que nos parece inadmisible es el hecho que nunca se han realizado tales estudios en el mundo homosexual, no se conoce a profundidad la vulnerabilidad HSH en general, menos la de los subgrupos, a pesar que en ellos la epidemia presenta altas tasas y graves impactos.

Si ampliamos un poco el análisis encontramos una profunda desigualdad en la inversión realizada, en mujeres se gastaron 37 millones en el estudio, igual cifra en jóvenes, en rurales, migrantes, indígenas y mundo laboral 26 millones cada uno. Si sumamos tenemos la cifra de 180 millones invertidos en poblaciones que tienen un peso muy bajo en la epidemia. Si cruzamos la vereda encontramos que en población HSH se ha invertido la cantidad de 0,0 en estudios sobre vulnerabilidad. ¿Qué lógica de políticas públicas puede sustentar esto?.

Otro ejemplo está en las investigaciones sobre el uso del condón masculino, en población general se invirtió una buena suma, hay varios estudios que se mantienen en la nebulosa, ahora se van a gastar 30 millones en el estudio del condón femenino, mientras tanto, en el mundo homosexual que concentra la gran mayoría de los casos se gastó sólo 12,4 millones. Una vez más las matemáticas no cuadran con las demandas del conocimiento sobre la epidemia y mucho menos con las necesidades reales.