Por Zicri Orellana Rojas, Psicóloga, © Mag. Psicología Comunitaria / Diciembre 2007

El viernes 07 de diciembre la Universidad Santo Tomás le ha solicitado a la Directora de la escuela de psicología que me separe de la institución. Las razones de este «despido» es que soy feminista y estoy a favor de una legislación en el problema del Aborto

La decisión fue tomada en rectoría nacional, quienes sin consultar la opinión de estudiantes, colegas y directivos de Santo Tomás Concepción sobre mi desempeño como docente, han considerado separarme de esta porque no respondo a los principios de la Universidad. (que por cierto no forman parte del contrato de prestación de servicios).

La verdad es que evidentemente no comparto los principios tomistas (como muchos/as de los docentes que están haciendo clases en santo tomás), sin embargo esta decisión de excluirme pasa básicamente por mi participación política, sobre todo en los últimos debates sobre aborto que se han realizado en Udec, U Biobio e ILEC (asociado a la masonería).

Tengo serias razones para sospechar que la información de mi activismo político llegó a la rectoría nacional gracias a las personas vinculadas al movimiento ciudadanos por la vida. Quienes evidentemente no respetan las diferencias de opinión y menos la convivencia de diversas posturas en temas políticos como es precisamente el aborto.

Es cierto que este despido no es una gran sorpresa para mí, sin embargo, no quiero dejar pasar como natural un acto que es muestra evidente de las constantes y sistemáticas acciones de discriminación, exclusión y faltas de respeto que se ejercen diariamente hacia quienes creemos que es posible un mundo donde convivan en armonía diversas personas, pensamientos, ideologías y éticas que cumplan con el principio básico del respeto por la otra/otro.

Muchos de Uds. no se sorprenderán con este acto de discriminación, no obstante quiero resaltar que estas prácticas que tenemos tan naturalizadas son actos que históricamente han ejercido grupos de poder para intentar callarnos y mantenernos en la censura o la autocensura. Lo que no saben es que las feministas y otras manifestaciones políticas tenemos energía suficiente para seguir diciendo

BASTA DE DISCRIMINACIÓN, INTOLERANCIA, FALTAS DE RESPETO, CAMPAÑAS DEL TERROR, AMENAZAS Y CENSURA.