Columna de opinión por Leonardo Fernández*
Aun cuando el Movimiento por la Diversidad Sexual todavía no ha participado como organización en las movilizaciones estudiantiles, ciertamente que debiera hacerlo. Las actuales movilizaciones de lxs estudiantes son parte de un proceso más general en el cual podemos insertar las masivas manifestaciones contra hidroaysén, las marchas por la diversidad sexual, las manifestaciones de movimiento sindical, entre otras.
Este conjunto de expresiones de la sociedad pareciera ser sintomáticas de procesos más generales, que se pueden enmarcar en los procesos de globalización, crecimiento económico, desaparición de las distancias y desarrollo de las comunicaciones.
La globalización, como fenómeno económico cultural mundial, plantea desafíos para los movimientos sociales positivos y, a la vez, negativos. El control de la economía mundial por parte de consorcios multinacionales y la falta de un centro claro es una gran dificultad. Sin embargo, la percepción de luchas sociales, que también son globales, plantea un aspecto positivo, en tanto gran parte de las demandas de movimientos sociales de países desarrollados también llega a los más alejados puntos del centro político.
Acompañado de lo anterior, debemos considerar que gran parte de las demandas actuales está estrechamente relacionadas con dos fenómenos que se presentan en los países en vías de desarrollo: el crecimiento económico y participación o mayor democratización. Es característico de sociedades que han alcanzado un alto nivel de crecimiento económico el que no pueda ocultar las desigualdades sociales políticas y culturales. Estas desigualdades se hacen más visibles cuanto mayor es la diferencia entre ingreso percápita y distribución del ingreso. Por otro lado, esta demanda de participación en el ingreso se traduce, en mayor demanda por participación política e igualdad.
Por ejemplo, fue la misma libertad económica la que permitió que la educación fuera incorporada al mercado, lo que posibilitó una gran oferta educacional en el sistema ESUP que, a su vez, amplió el ingreso a la educación universitaria (a un alto precio). Este mismo proceso contribuyó a elevar la ilustración de sectores medios de la población, que son quienes demandan más participación y control de ese mismo fenómeno que posibilitó su existencia. Una mayor conciencia de la responsabilidad ciudadana frente a la igualdad de derechos, frente a la depredación de los recursos naturales de parte de las multinacionales, frente al control de recursos hídricos y daño medioambiental. Esta misma ilustración presiona para desmantelar las viejas instituciones conservadoras que consagraron por siglos la desigualdad, el odio y la muerte. El respeto a la libertad individual, a los derechos fundamentales, conlleva el reconocimiento de las diferencias como una característica de sociedades multiculturales, multiétnicas, multisexuales.
En este marco, el reconocimiento de la discriminación ancestral y arbitraria, así como los planteamientos de los movimientos por los derechos igualitarios, de la ciudadanía global, ofenden la conciencia ilustrada. La lucha de los movimientos sindicales es también la lucha por el respeto e igualdad de la mujer, por el respeto a la diferencia sexual, étnica, cultural, política y religiosa. Del mismo modo opera para cada uno de los movimientos reivindicativos actuales. Estos comienzan como movimientos gremiales, pero rápidamente hacen propias las demandas políticas de sus aliados.
Hoy, lo que esta ocurriendo en un rincón lejano del mundo también ocurre en nuestra sociedad. Es el mismo desarrollo capitalista y la búsqueda de una mayor taza relativa de ganancia lo que acelera la incorporación de nuevas tecnologías a los procesos productivos que, a su vez, hacen accesible las comunicaciones y disminuyen o anulan las distancias, aumentando el grado de conciencia ciudadana. En este sentido, y siguiendo a Marx, estos movimientos sociales que, en perspectiva, se garran cada vez más masivos, en el tiempo son expresión de las contradicciones internas del capitalismo.
El Movimiento por la Diversidad Sexual, MUMS, está presente en cada organización y en la conciencia ciudadana. ¿Cuántas personas trans son trabajadoras o trabajadores o tienen posibilidades de serlo en el sistema universitario, académicas, funcionarias adminstrativos, etc, así también en el aparato del Estado, o en todo ámbito laboral o educacional?. Temas como el respeto, pasan por, a modo de ejemplo, respetar la identidad de género, adoptada o auto percibida para que las personas trans estudien en la universidad o se desempeñe en el ámbito laboral. La participación política de las mujeres es cada vez mayor en todos los ámbitos de quehacer nacional. Así también cada vez es mayor su aporte el PGB, lo cual posibilita incorporar de mejor manera las demandas de igualdad de género, la promoción de acciones afirmativas en torno a la paridad e igualdad frente a la ley. La conciencia ilustrada de un millón de estudiantes universitarios se niega a toda forma de discriminación, demanda de sus autoridades la incorporación de formación en diversidad sexual y de género como una categoría curricular y transversal a toda formación profesional técnica, universitaria, secundaria y básica.
El nuevo modelo educativo que surja de esta crisis deberá contener estas categorías como demandas básicas para un modelo educacional a la altura del siglo XXI.
* Leonardo Fernández Lara es Licenciado en Historia, encargado del Centro de Documentación y Memoria MUMS.

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Las columnas de opinión no necesariamente reflejan el pensamiento de MUMS.