Por Fernando Muñoz Figueroa, Sociólogo y activista de la Diversidad Sexual

Hablar con los amigos

Hace cuatro años cuando nadie apostaba por la candidatura de MEO y este solo marcaba el 1% de las preferencias firmé una declaración publica junto a otros dirigentes sociales en su apoyo. Lo menciono porque fui parte de quienes iniciaron la candidatura de MEO y por consiguiente el germen del PRO, tengo gran estima por Marco y muchos amigos en el PRO. En resumen nadie puede decir que tengo algo contra este partido.

Sin embargo, esa estima y aprecio por mis amigos del PRO no me ciega, y me permite ser honesto y decir lo que pienso sobre lo que considero son pasos inciertos. Soy de aquellos que cree que en la política debemos ser honestos, decir lo que pensamos y no caer en lo “políticamente correcto” y los lugares comunes. Es desde esta posición desde la que hablo y entrego pareceres.

Dormir con el enemigo

Recientemente se hizo publica la nominación de Rolando Jiménez como candidato por el distrito 17 apoyado por el PRO. Se cumple así una vieja aspiración del señor Jiménez buscada desde principios de los noventa y para la cual ha trabajado incansablemente. No es secreto para nadie que durante años intentó ser candidato por la Concertación, por algo estuvo en la campaña de Frei y hasta lagrimeo la derrota. Más allá de eso, en la campaña pasada Jiménez atacó en varias ocasiones a Marco por temas de diversidad sexual, de hecho, en un par de ocasiones yo salí con notas públicas para aclarar el tema.

Desde los inicios de su primera campaña Marco y sus colaboradores levantaron un discurso contra la vieja política, los liderazgos apernados y las prácticas abusivas y elitistas de los partidos de la Concertación y la Alianza. Por lo mismo, llama la atención que se entregue el apoyo y reciba en el seno de este discurso a un personaje con un historial de conflictos y malas prácticas, de hecho esas malas prácticas siguen en pleno desarrollo.

Esta candidatura es dormir con el enemigo por cosas del pasado y del presente, por todo lo que implica una forma de hacer política que está más vinculada a la vieja política que a los postulados que el PRO promueve. Vamos a los hechos concretos, que son los problemas de fondo.

En los primeros años del movimiento por la diversidad sexual hubo quienes  pretendían esconder a los afeminados, discriminando a las “locas” y las expresiones trans, de hecho, eso le valió al citado candidato conflictos con personajes como Víctor Hugo Robles, Carlos Sánchez, Pedro Lemebel, Luis Gauthier y otros históricos. Al poco andar se da la primera división del movimiento gay cuando un grupo de dirigentes impidieron el trabajo para prevención de VIH. Jiménez y su mirada machista fue promotor de ambos conflictos, contra las “locas” y contra el VIH por ser temas que podían afectar la imagen y que no se veían bien en los medios.

Los conflictos suman y siguen, el discurso permanente de negación del otro, la mentira permanente de autoasiganarse todos los trabajos y logros del movimiento de la diversidad como propios, los insultos y amenazas permanentes a casi todos los dirigentes del mundo gay, lésbico y trans han generado una profunda división, le han hecho al movimiento daño durante mucho tiempo. El anteponer los intereses personales y del grupo al cual se pertenece han llevado a perder la brújula, al éxito pequeño y sin mirada de futuro, todo por unos minutos de fama y unas cuantas subvenciones de gobiernos de la Concerta y ahora el de Piñera. 

La diversidad sexual sale a marchar

A mediados de los 90 el Movilh histórico, sin parentesco con quienes hoy usurpan esa sigla,  junto a otros aliados iniciamos el camino de las movilizaciones en las calles, era una época de valentía, cuando muy pocos se atrevían a salir a la calle a cara descubierta. Estas marchas fueron duramente criticadas por Jiménez aludiendo a que eran escandalosas y poco serias, que era un “loquerío”. Nada más contrastante con la postura en la que hoy el Movimiento de integración y su líder vitalicio intentan imponer, ya que existe un intento descarado de malas prácticas para apoderarse de las movilizaciones construidas por otros.

El pasado año se intentó por la vía administrativa dejar fuera a Fundación Iguales de la II Marcha por la igualdad celebrada en junio, la primera celebrada el año anterior el mismo mes había sido muy exitosa, en buena parte por el emplazamiento al Gobierno de Piñera por parte de Luis Larraín (rostro gay de la candidatura del presidente), él pedía que se cumpliera el compromiso de campaña en torno al reconocimiento de parejas del mismo sexo. Esto fue muy bien acompañado por Pablo Simonetti con su exigencia de matrimonio. Pero todo esto era incomodo para el  líder vitalicio, el nacimiento de nuevos rostros que lo opacaban, por ello decidió excluirlos, negando el espacio, la palabra y realizando maniobras para deslegitimarlos.

Ahora se pretende hacer lo mismo contra nuestra organización, robar otra marcha, la 4ta versión de la Marcha contra la Homofobia, la cual fue pequeña por dos años, realizada por el paseo Ahumada y calles céntricas, sin embargo el 2012 luego de terribles casos como los de Sandy Iturra y Daniel Zamudio se optó por lanzar una convocatoria por la Alameda que tuvo muy buena respuesta, logrando movilizar a miles. Para nuestra sorpresa el flamante candidato, es decir Jiménez, reservó la fecha y no intentó siquiera comunicarse con quienes levantamos la iniciativa, repitiendo las prácticas del robo y la confusión como forma de trabajo.

Es lamentable tener que exponer estas cosas en publico, pero callarlas es también hacerse cómplice de algo que muchos queremos eliminar, la vieja política, aquella del codazo y la zancadilla, aquella que divide en lugar de sumar fuerzas, esa es la práctica de los nuevos aliados de MEO y su partido, lo que tarde o temprano explotará y salpicará al partido y a su candidato. El trabajar con el mencionado líder vitalicio es lo mismo que trabajar con Escalona, Martínez o Andrade, las mismas formas, las mismos estilos y las mismas ambiciones de poder. Es lamentable pero cierto.